Artículo completo en The Objective
Agroingenieros por el Mar Menor demuestra que la contaminación de los ríos de la Cuenca del Tajo es «inadmisible» y está relacionada con las depuradoras
La decisión del Gobierno de aprobar el Plan Hidrológico del Tajo, con el pretexto de reducir el volumen de las periódicas transferencias de caudales desde este río hacia el Sudeste español a través del acueducto Tajo-Segura, sigue sumando detractores. Un grupo de expertos aglutinados en el colectivo Agroingenieros por el Mar Menor ha confeccionado un estudio (titulado Informe preliminar sobre el estado ambiental de las masas de agua superficiales de la cuenca del Tajo y su relación con los vertidos urbanos) que demuestra, en última instancia, que los llamados caudales ecológicos son en realidad caudales fecales.
Según este informe, el nivel de contaminación de los ríos de la Cuenca del Tajo es «inadmisible y directamente relacionado con el vertido de aguas residuales no tratadas o deficientemente depuradas». Y es que los resultados muestran, por ejemplo, que en el Tajo Medio el 68% de los nitratos corresponden a vertidos directos de Estaciones Depuradoras de Aguas Residuales (EDAR), el 31% corresponde a amonio vitrificado de EDAR y el 1% restante corresponde a nitrato procedente de contaminación difusa.
Estos datos vendrían a confirmar que el vertido de aguas insuficientemente depuradas es el principal responsable de la contaminación de los ríos. La principal conclusión del informe es que «las cargas contaminantes de las EDAR representan más del 95% de la contaminación por nitrógeno y más del 80% de la contaminación por fósforo».
Por lo expuesto, el ingeniero agrónomo Pedro Fernández, del colectivo autor del informe, señala a THE OBJECTIVE que la expresión caudales ecológicos en el caso de la cuenca del Tajo es «inaceptable, inadecuada y manipuladora». «Es más apropiado llamarlo caudales fecales, ya que el aumento del caudal del Tajo servirá para diluir la ingente cantidad de contaminantes que son vertidos por las EDAR», explica.
¿En qué se basa el estudio?
El estudio se basa en dos campañas de prospección (o de control) realizadas en un periodo sin lluvias y sin aumentos significativos de población por periodos vacacionales. En enero y febrero. Esto significa, según explica Fernández, que «a priori, son las condiciones más adecuadas para que la calidad del afluente sea la más elevada y ajustada a las condiciones óptimas de depuración». Es decir, que los datos de contaminación podrían ser incluso peores en otras épocas del año.
Agroingenieros por el Mar Menor acompaña su informe de vídeos e imágenes, así como de muestras analizadas por laboratorios acreditados por al ENAC. Este será presentado esta semana ante las autoridades pertinentes con el fin de alertar de cómo España no estaría cumpliendo con las exigencias medioambientales exigidas por Europa, que pide reducir la carga contaminante de las masas de agua superficiales (ríos). «Esto pasa por mejorar los niveles de depuración de Madrid y Castilla La Mancha», sostienen.
Desde el colectivo de expertos consideran que el Ministerio de Transición Ecológica y el Reto Demográfico no está abordando el problema «en origen», como sostiene su titular, Teresa Ribera, sino que «utiliza los caudales de Tajo, en Aranjuez (punto donde se juntan los ríos Tajo y Jarama) para diluir los contaminantes, y que estos queden por debajo de los límites máximos permitidos por las distintas autoridades ambientales». Y es que la dilución de un contaminante es una estrategia prohibida por Medio Ambiente.
«Denunciar estas actuaciones es el mejor medio para recuperar la salubridad y ecología de los ríos de la Cuenca del Tajo, al margen de caudales artificiales», expone Pedro Fernández, que zanja: «Un río muy contaminado con más caudal no es más ecológico que otro menos caudaloso».
El debate sobre el Tajo
La reducción del trasvase abre una brecha abismal entre regantes y ecologistas. Los primeros, junto a los agricultores del Sudeste de España, amenazan con llevar el plan del Gobierno ante la Justicia, mientras que las organizaciones verdes amagan con hacer lo propio porque consideran que la planificación no se aviene con la directiva marco del agua: quieren una más respetuosa con la necesidad de preservar el río Tajo.
El origen del conflicto es la necesidad de dotar el río Tajo de un caudal mínimo ecológico, como establece la directiva marco del agua europea, y que es la condición sine qua non para lograr la recuperación ecológica del río ahora muy degradado.
Pero el conflicto también ha abierto una brecha en el seno del PSOE. La llamada guerra del agua ha enfrentado a la ministra Teresa Ribera con el presidente de la Generalitat Valenciana, Ximo Puig, defensor del trasvase Tajo-Segura. También entre Castilla-La Mancha y la Comunidad Valenciana y Murcia (las dos primeras regiones gobernadas pos los socialistas). El informe de los expertos aglutinados en Agroingenieros por el Mar Menor puede dar argumentos a todos los que se oponen al plan del Ejecutivo.
Comentarios recientes