La Fundación Ingenio representa a decenas de cooperativas y empresas del Campo de Cartagena (Murcia)

 

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¿Cómo llega el sector agrícola a esta manifestación?

El sector se enfrenta al mayor recorte de derechos de su historia. La agricultura lleva años sufriendo un maltrato político como no se conoce por parte de las políticas europeas, nacionales y autonómicas. El movimiento SOS Rural simboliza un claro grito de socorro del sector primario y las actividades del mundo rural.

¿Qué es lo primero que se debería atender?

Desde Fundación Ingenio hemos elaborado un decálogo de reivindicaciones, entre las que cabe destacar la elaboración de una normativa nacional que prohíba las restricciones a la producción de alimentos en zonas de regadío así como priorizar el uso de tierras productivas para usos agrícolas.

La inflación está bajando la demanda de alimentos, ¿cómo se podría contener el precio de las verduras?

Hay un motivo que apenas es señalado en esta situación de inflación pero que es muy grave, y es el permitir que haya gobiernos que aprueben leyes que dan lugar a que cada día se abandonen hectáreas cultivables que nos suministran alimentos. Por ejemplo, en el caso de Murcia, en 2020 PP, PSOE y Cs aprueban una ley claramente dirigida a acabar con la agricultura. Los Gobiernos tienen una gran responsabilidad en todo esto, porque son las leyes que aprueban las que lo permiten.

Decís que la regulación está acabando con el sector ¿qué leyes y qué cambios pedís?

En el caso de Murcia, vemos como la Ley 3/2020, de recuperación y protección del Mar Menor, de no ser modificada, como hemos solicitado al Gobierno de López Miras, tristemente destruirá el polo productor hortofrutícola más importante de España y Europa, y lo más triste es que no incluye una sola medida dirigida a controlar el origen de su contaminación, la entrada de fósforo, procedente de las aguas residuales urbanas.

Las producciones también están bajando por la sequía, ¿puede haber carestía de alimentos?

De seguir generando la percepción en la sociedad de que la agricultura de regadío intensiva es una agroindustria esquilmadora de recursos naturales, para nada es descartable. Mientras la política utilice la ecología como banderín de enganche para otros intereses y se aprovechen de la conciencia ambiental innata en todos los ciudadanos, la producción y suministro de alimentos de origen nacional está en grave peligro.

Con el cambio climático se prevé menos disponibilidad de agua ¿se puede mantener el regadío?

Es posible. Las administraciones deben desarrollar un plan hidrológico nacional solidario que garantice el abastecimiento y distribución entre todos los territorios, así como renovar las instalaciones de canalización y almacenamiento, de depuración, desalación y llevar a cabo la interconexión. Hace falta un marco regulatorio estable que permita ejercer la agricultura en términos de mercado y vele por los eslabones de la cadena.

¿Qué hace falta para garantizar el suministro?

Un marco regulatorio estable que permita ejercer la agricultura en términos de mercado y vele por todos los eslabones de la cadena.

¿Es posible combinar los proyectos renovables con la producción agraria?

Desde Fundación Ingenio no nos oponemos a la implantación de energías limpias, pero no de la forma en la que se está llevando a cabo. Por ejemplo, el artículo 16.4, de la ley 3/2020, establece el fomento monopolístico de instalaciones fotovoltaicas que está dando lugar al desmantelamiento de hectáreas productivas, que generan alimentos, empleo y riqueza, fomentando así un desierto de cristal y acero. Reivindicamos una ley nacional que impida que esto suceda.