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El Ministerio justifica el brutal hachazo al Tajo-Segura por la mala depuración en el sur de Madrid y los vertidos al río, un tema tabú en el Mar Menor. El Gobierno reconoce el problema de las aguas residuales y el flagrante incumplimiento con la normativa europea

 

Martes 29 de noviembre de 2022, 19.59 horas. Nota de prensa oficial difundida por el Ministerio para la Transición Ecológica y Reto Demográfico tras la malhadada reunión del Consejo Nacional del Agua. Pese al habitual terciopelo de las comunicaciones de prensa oficiales, el texto del MITECO dice así en su segunda página, cuarto párrafo: «Además, los planes del tercer ciclo impulsan acciones como la mejora del saneamiento y la depuración, que permitirán subsanar los retrasos acumulados por nuestro país en el cumplimiento de la normativa europea sobre protección de las aguas residuales urbanas». ¿CÓMO? En una sola frase, el Gobierno reconoce tres cosas: que España tiene problemas en las redes de saneamiento, que España depura mal sus aguas residuales y que además sus Administraciones públicas no cumplen la normativa europea. O sea, algún tipo penal se está vulnerando.

El Órgano de Cuenca (Confederación Hidrográfica del Tajo) dependiente del Ministerio, que es el competente en el control de la calidad de las aguas residuales detectó, en el último año publicado, 2020, niveles de amonio, fósforo y bacterias fecales superiores a los límites establecidos por la legislación vigente, confirmando los vertidos de aguas residuales no depuradas.

Este candoroso párrafo hubiera pasado inadvertido si no fuera porque se difunde para contextualizar y explicar la media estocada que el Gobierno español ha metido en los lomos de los murcianos al iniciar la liquidación a buen ritmo del trasvase Tajo-Segura. La justificación principal para cerrar el grifo y llevarnos a todos a la ruina es garantizar el llamado «caudal ecológico» en la cabecera del Tajo. Es decir, el río Tajo necesita más agua a su paso por el sur de Madrid y Toledo para poder seguir vertiendo (un 40% más) de mierda procedente de sus redes de saneamiento y aguas mal depuradas. Es decir, el Ministerio reconoce sin tapujos que estos hechos suponen un grave problema ecológico para las aguas del Tajo, más verdes que un marciano a su paso por Aranjuez.

Es decir, la red de saneamiento y las depuradoras madrileñas son un desastre, pese a que las instaladas en la cuenca del Tajo y del Tajuña tienen menos de veinte años, pero las del Mar Menor son cojonudas. Las que tenemos aquí son un primor, como los son las redes de alcantarillado de los municipios ribereños. Y he aquí el epicentro del asunto, un problema de fondo muy grave en toda España: la mala depuración y unas redes que necesitan ser revisadas cada cierto tiempo. Y no nos remitimos a la declaración de nadie, sino al cuarto párrafo de la segunda página del comunicado oficial de Teresa Ribera del pasado martes. Si el Tajo está petado de aguas mal depuradas, también el Mar Menor. Pero la verdad es muy incómoda, sobre todo cuando la dejación de los poderes públicos es tan evidente.

Coartada para negarnos el agua

Lo gordo de todo esto es que este asunto ha servido de coartada para negarnos el agua e iniciar la liquidación del trasvase. No nos alegra decir que la Fundación Ingenio ha sido la única organización en advertir de lo que se nos venía encima. El recorte drástico y mortal de los aportes de agua es consecuencia de varios factores, entre ellos la muralla ideológica levantada por el Ministerio para la Transición Ecológica y Reto Demográfico apoyado argumentalmente por el residual ecologismo más radical y sectario, que camina en dirección contraria a los intereses económicos y el bienestar de la mayoría de los murcianos.

Pero también venimos advirtiendo de que existen otros factores que han contribuido al principio del fin del trasvase: la debilidad demostrada por las instituciones públicas de la Región, que han sido ninguneadas por el Ministerio, y, sin duda, por el discurso difuso y contradictorio de nuestros representantes públicos sobre el problema del Mar Menor. Si se señala a la agricultura como único agente responsable de la contaminación de la laguna y se desdeñan con violencia discursiva otros elementos decisivos y evidentes (y volvemos a las redes de saneamiento y las aguas residuales), pues qué podemos esperar del Gobierno: cierre del trasvase para que estos voraces contaminadores dejen de hacer ricos.

Ante estos hechos, ¿Cuál ha de ser el papel que han de jugar las tradicionales organizaciones, que han perdido su capacidad de influencia en defensa de los intereses generales? El Gobierno se ha reído de todos, ha engañado a todos. Muy ufanos asistieron al Consejo Nacional del Agua, aceptando un recorte de entrada del 15 por ciento. Pues no ha sido así, y lamentamos haber acertado.

La pasada semana, desde esta misma tribuna, pedíamos unidad de acción, y volvemos a reiterar nuestro llamamiento a trabajar juntos para defender el futuro de la sociedad murciana y para la activación de una respuesta que evite el declive de la Región. La criminalización de la actividad agraria ha tenido sus consecuencias, que ahora vemos con nitidez con la media estocada que nos han metido. Pero esperamos que una reacción coordinada, que integre a todos los sectores y que sea pragmática y profesional, logre mitigar el nefasto plan de vida que Teresa Ribera tiene guardado para nuestros hijos.